Te has preguntado alguna vez ¿Dónde está la felicidad? Te invitamos a reflexionar con este cuento, y a ser un observador de esta escena, para luego poder responder a esta pregunta. Comencemos…

En una linda aldea vivía una señora llamada Rayba. Un día, los aldeanos pasaban caminando y ven a Rayba inclinada buscando algo en la calle, entonces exclamaron:
– ¡Pobre mujer, ¿cuál será su problema? – exclamaron
– ¿Qué es exactamente lo que tú buscas? – los aldeanos
– He perdido mi aguja –dijo ella.

Entonces todos se pusieron a gatas y le ayudaron a buscar. Al cabo de un rato, uno de ellos le dijo:
– Rayba, la calle es muy grande y la noche empieza a caer. Pronto oscurecerá y una aguja es una cosa muy pequeña. ¿Puedes precisar con más exactitud donde crees que se te ha caído?
– Cayó dentro de mi casa –respondió ella.
– ¿Estás loca? Si la aguja cayó dentro de tu casa, ¿por qué la buscas aquí?
– Porque la luz está aquí y dentro de mi casa está oscuro –respondió ella.
– Sí, Rayba, pero aunque la luz esté aquí ¿cómo puedes encontrar la aguja si no fue aquí donde la has perdido? Lo mejor es llevar una lámpara dentro de tu casa, así podrás encontrar la aguja allí donde la has perdido – le dijo uno de ellos.

Entonces Rayba se rió y dijo:
– Vosotros sois muy inteligentes para las cosas pequeñas. ¿Cuándo vais a aplicar esa inteligencia a vuestra vida interior? Yo he visto cómo todos buscáis fuera y sé perfectamente, por experiencia propia, que lo que buscáis está perdido dentro de vosotros mismos. Utilizad vuestra inteligencia. ¿Por qué buscáis la paz y la felicidad en las cosas externas? ¿Es allí donde las habéis perdido?

Los aldeanos quedaron pensando en estas palabras llenas de sabiduría.

Entonces,¿tú qué piensas ahora? ¿Te ha sucedido buscar la felicidad en cosas externas? Lo cierto es que hemos aprendido a que la felicidad se consigue, se compra. Entonces dices: “seré feliz cuando compre la nueva casa”, “seré feliz cuando gane más dinero”.

Desde la época de los griegos se decía que la felicidad era un don otorgado por los dioses. Luego se dijo que era otorgada por el destino y la suerte. En la época industrial la publicidad nos comenzó a mostrar que podíamos comprar cosas que nos harían felices de manera instantánea.

Varias investigaciones afirman que una bonita experiencia produce más felicidad que comprar algo material. Además, esas emociones positivas vuelven a sentirse al recordar esos momentos. Por ejemplo, si pasas una día en un lugar bonito, disfrutarás de ese día y disfrutarás cada vez que lo recuerdes, que veas las fotografías y que lo cuentes a un amigo.

 La ciencia también nos afirma que cuando tú aprendes a apreciar pequeños momentos aumenta tu bienestar. Por ejemplo, en Dinamarca el Hygge representa un momento cotidiano agradable, valorado, donde se sienten emociones agradables y se obtiene satisfacción con las pequeñas cosas. Tú puedes vivir ese momento cuando te conectas y aprecias el momento con todos tus sentidos. Por ejemplo, dando total atención al sabor de una taza de té, a la lectura de un libro, al calor de una manta.

Entonces, dos de las claves para tu felicidad son:
• Invierte en lindos momentos
• Aprende a apreciar el aquí y ahora.

Hoy sabemos que la felicidad es producto de nuestro cerebro y que podemos sentirnos felices al apreciar las experiencias que son positivas para ti. También sabemos que somos felices al realizar una valoración positiva de la vida, que es el resultado del balance en las diferentes áreas de la vida. El Método Lykke propone practicar la felicidad a través de 4 pasos: conocer, conocerte, ponerte en acción y la recalibración que lograrás mediante la práctica y el balance de las 18 áreas de tu vida.

Recuerda, aplica tu inteligencia a tu vida interior. Súmate al desafío Lykke y Hazlo Diferente.